
04 May Como aumentar tu motivación
Hoy hablamos sobre motivación, un tema que podemos aplicar a cualquier aspecto de nuestra vida.
¿Quién no ha sentido en algún momento ganas de tirar la toalla?
Ya sea por temas de estudios, alimentación o cualquier otro aspecto de nuestra vida, la invitada de hoy nos va a dar unos consejos muy útiles para persistir.
Os presento a Elena Morcillo: Mamá de dos peques de 3 y casi 6 años. Psicóloga especializada en terapia de pareja y sexual.
Certificada en Disciplina Positiva para la infancia y para las relaciones de pareja.
Estudió con Alberto Soler y Kontxin Roger trabajando también con ellos durante dos años.
Actualmente, trabaja por cuenta propia y trata a diario con personas que sufren trastornos de ansiedad y del estado de ánimo.
Nos permite seguir adelante incluso en las situaciones difíciles.
Según la RAE, la motivación es el conjunto de factores internos o externos que determinan las acciones de una persona.
Según yo, la motivación es lo que te hace levantarte a las 4 de la mañana en pleno invierno, con lo bien que se está en la cama, para ir a trabajar.
Más formal, la motivación es un proceso que nos guía para conseguir un objetivo o necesidad.
Es la energía que nos hace actuar y nos permite seguir adelante incluso en las situaciones difíciles.
Además, es dinámica, y no es igual para todos, existen diferencias individuales.
Cada persona tiene sus motivaciones y no son iguales al resto.
Al igual que un día puedo tener mucha energía y otro día no.
En Disciplina positiva vemos algo muy importante que nos puede ayudar a motivar a nuestros hijos, y es aprender a diferenciar entre alabar vs alentar.
Cuando alabamos, estamos alimentando la motivación extrínseca (lo hago para que me feliciten).
Cuando alentamos, estamos alimentando la motivación intrínseca (hacer algo por el gusto de hacerla)
“Bravo, me gusta mucho tu dibujo” vs “Que bonito te ha quedado, ¿Cómo lo has hecho? cuéntame”.
Hay que empezar para poder continuar
Cuando tenemos un objetivo, tenemos que idear un plan para poder seguirlo y que no haya posibilidad de dejarlo de lado.
Muchas veces esperamos tener motivación para hacer las cosas, pero cuando es algo que llevamos tiempo sin hacer, o cuando es algo difícil, o cuando es algo que no nos llama la atención, debemos empezar a hacerlo para que aparezca la motivación.
Primero hay que decidir qué día se va a empezar, pero no vale con decir el lunes.
También hay que concretar dónde y cuánto tiempo. El lunes día 8 empezaré a estudiar inglés, a las diez, en la biblioteca y durante 45 minutos.
Necesitamos concretar porque puede llegar el lunes y no apetecernos y pensar, bueno ya empezaré al otro lunes.
También hay que tener en cuenta empezar lo antes posible, no posponer mucho.
Esto parece sencillo, pero hay que tener en cuenta una serie de variables.
Póntelo fácil
Si soy una persona diurna, será mejor empezar temprano a estudiar, pero si soy nocturna y me pongo horario de mañana, voy a tener que esforzarme el doble.
Voy a intentar ponérmelo lo más fácil posible. Otra variable a tener en cuenta es el tiempo de estudio.
Tenemos que observar si soy una persona que se concentra mucho y puedo estar del tirón, o si necesito pausas para descansar.
Puedo estar 2 horas seguidas estudiando o 50 minutos y descanso 10 minutos, en 2 turnos. Al final, lo que funciona es lo que mejor te sirve a ti.
Para empezar a estudiar, tenemos que preparar la zona de estudio.
Debemos intentar no levantarnos de la silla, si no es para hacer una pausa, con ello evitamos distracciones innecesarias.
Ojo, que se puede estudiar de pie, dando paseos, hay gente que necesita el movimiento. Eso significa:
-Tener todo el material necesario (libros, apuntes, boli, portátil, etc)
– Ir al baño antes de empezar
– Tener agua y comida (por ejemplo frutos secos)
– Móvil lejos o en modo avión. También hay apps que pueden ayudar, por ejemplo Forest.
Empieza andando, continúa corriendo
Para planificar, además de marcar en la agenda los objetivos o tareas semanales, recomiendo para la gente que es muy visual, tener una pizarra o libreta donde ir haciendo una lista.
La lista sería de mini tareas y mini objetivos diarios. Además, se pueden ir tachando las tareas finalizadas, lo que aumentaría la satisfacción presente y la motivación futura.
Tener sólo un objetivo a largo plazo no ayuda (aprobar el examen de julio)
Más cosas a tener en cuenta, no podemos tener prisa ni auto exigirnos demasiado. Es una forma de sabotearnos.
Vamos a empezar de menos a más, sobre todo si llevo mucho tiempo sin hábito de estudio.
Si pretendo, el primer día, estudiar 6 horas del tirón y no lo hago, va a aparecer la culpa, y la culpa sólo sirve para molestar.
Mejor empezar por algo asumible e ir aumentando con los días.
Lo mismo ocurre con los horarios, si me he propuesto empezar a las 10 y son las 10:15 y aún no he empezado, no voy a regañarme.
Sólo va a servir para no ponerme a estudiar, y convencerme de que no puedo hacerlo.
Voy a ser consciente de que he empezado más tarde y acabaré más tarde, simplemente.
Empezar a estudiar sería como empezar a correr. Mañana no puedo hacer una maratón, tendré que empezar por andar.
Cuando empezamos algo, lo más importante es valorarlo.
Reconocer nuestro esfuerzo, ir viendo los progresos y disfrutar de la satisfacción de nuestro trabajo.
Para profundizar más, puedes encontrar a Elena Morcillo en Facebook , Instagram y contactar con ella en: emorcillo@cop.es
Con estos consejos tan interesantes, seguro que te han dado ganas de lograr tus objetivos.
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You can do it!